LA DEFENSA QUE NECESITAMOS
Federico Yaniz Velasco*
15 Enero 2015
Las recientes imágenes de las atrocidades cometidas por grupos fanáticos que sin piedad ejecutan rehenes, secuestran niñas y masacran a quienes se oponen a sus designios han impactado a todos. Sin embargo, muchos españoles no aprecian claramente los riesgos y las posibles amenazas que hay detrás de esas atrocidades. El hecho de que algunos ciudadanos de la UE se hayan unido a esos grupos nos debe alertar sobre el peligro que esto supone. Lo ocurrido en París los días 8 y 9 de enero de 2015 es una muestra de cómo unos pocos fanáticos pueden matar sin piedad y casi paralizar una gran ciudad europea. Mientras tanto, en amplias zonas de Siria e Irak la situación sigue siendo angustiosa. Los terroristas han multiplicado sus ataques asesinando a cientos de personas. Por otra parte, los cristianos árabes y los miembros de otras minorías religiosas son perseguidos por su fe. Los combates en Siria han causado miles de muertos, millones de personas se han visto desplazadas, las infraestructuras están destrozadas y la población está perdiendo la esperanza en un futuro mejor. Los destrozos producidos por la guerra civil se han visto aumentados por las acciones del Estado Islámico que controla grandes extensiones de terreno en Siria e Irak y aspira a un califato global.
El panorama es también preocupante en el Norte de África, en el Sahel y en amplias zonas de países como Nigeria, República Centroafricana y Congo. Cuando hace casi cuatro años comenzaron las revueltas en varios países árabes, parecía que había llegado para ellos la hora de la democracia. Sin embargo, los acontecimientos ocurridos desde entonces han demostrado que el camino hacia sistemas democráticos no es fácil. Pese a la buena voluntad de algunos dirigentes y a los deseos de amplios sectores de la población, la evolución de los acontecimientos no ha sido siempre satisfactoria. El resultado de las elecciones en Túnez, con la victoria de Beyi Saif Ebssesi en la segunda vuelta de los comicios presidenciales, permite alentar la esperanza de que se complete en ese país el proceso que comenzó en 2011. Túnez ha logrado en el año 2014 aprobar una nueva Constitución y celebrar elecciones generales y presidenciales totalmente democráticas. Logros que, aunque necesitan consolidarse, están muy lejos de haber sido alcanzados en Egipto, Siria o Libia, cuyas poblaciones se levantaron también el año 2011 contra sus regímenes autoritarios. La situación caótica de Libia tiene graves consecuencias para la estabilidad en el Mediterráneo y favorece el tráfico ilegal de personas así como todo tipo de contrabando. En Egipto se está consolidando un régimen cuyo presidente Abdel-Fattah al-Sisi se presentó durante su visita a Francia en noviembre de 2014 como un aliado contra el terrorismo. Sin embargo, parece evidente que los gobernantes egipcios deben mejorar su respeto por los derechos humanos. La amenaza terrorista, la inestabilidad existente en muchos países, la volatilidad de la situación geoestratégica y la proclamada vocación expansionista del Estado Islámico son realidades a las que no puede hacerse frente sólo con las fuerzas de seguridad pese a su excelente disposición y preparación.
España necesita hoy más que nunca disponer de una Defensa robusta con unas Fuerzas Armadas con personal suficiente, bien entrenado y dotado de las capacidades precisas para controlar los riesgos existentes y enfrentarse a las amenazas latentes dónde, cuándo y cómo sea necesario. Una Defensa en la que colaboramos activamente con la Política Común de Seguridad y Defensa de la UE y con la OTAN. Durante la Cumbre celebrada en Gales el pasado septiembre, los jefes de Estado y Gobierno de los 28 países aliados consideraron los diversos escenarios en los que nuestra seguridad puede verse comprometida. El entonces Secretario General Rasmussen manifestó: “Estamos ante una Cumbre crucial en un momento crucial”. Los reunidos estudiaron la situación en Ucrania, la expansión del Estado Islámico y de otras formas de terrorismo así como la violencia, inestabilidad e inseguridad en grandes zonas de África. La Declaración de la Cumbre recoge las decisiones tomadas en Gales entre las que destaca la referida a los presupuestos de Defensa. A este respecto los reunidos decidieron que los aliados que gastan actualmente menos del 2% del PIB en Defensa detengan cualquier disminución posterior y aumenten sus gastos defensivos según crezca su PIB con el objetivo de llegar en una década a unos gastos de Defensa del 2% del PIB. La implementación de esta decisión ayudará a obtener las capacidades para que los aliados puedan seguir llevando a cabo efectivamente, de acuerdo con las leyes internacionales, las tres tareas esenciales que contribuyen a salvaguardar a los miembros de la Alianza: La Defensa colectiva, la Gestión de crisis y la Seguridad cooperativa.
*General del Ejército del Aire (R) y periodista